16/8/11

La moto de Nacho. Yamaha XS 400 (II)


Continuaremos con una lista de percances que puede parecer infinita. El relé de arranque se fundió. Encontró uno de una donante pero le duró 3 días contados y al final tuvo que comprar uno de desguace. Se rompió el retén de una horquilla, el jodido “mecánico” de turno sólo le reparó esa horquilla, así que un día de estos se peta la otra y otra vez al taller… Anecdóticamente, en el neumático trasero llevaba 3 clavos pero afortunadamente no pinchó, y eso que es de cámara. Descubrimos un enorme agujero en la parte interior del escape izquierdo, consecuencia de una anterior caída que lo hundió hasta que tocaba la tuerca del eje de la rueda trasera, perforándolo con el vaivén del basculante. La bomba de freno que nuestro querido mecánico se supone que reparó, comenzó a sudar líquido de frenos. Tuvimos que cambiar el kit de juntas y muelle del cilindro maestro. El visor de cristal para mirar el nivel está partido y reparado con silicona (¿quién coño se inventaría este material que lo utilizan todos los chapuzas?), así que un día de estos otra cosa que peta y hay que cambiar la bomba entera. Hace poco la pinza de freno delantera dijo también basta. El tornillo para cambiar las pastillas estaba totalmente descabezado (jodidos manazas) y las juntas del pistón estaban trituradas, bloqueando el movimiento de éste y propiciando que comprara una de 2ª mano debido al altísimo y excesivo costo de una nueva por parte de Yamaha. Se pasan tanto con los precios que por lo que le pedían por la pinza se podía comprar una XS impecablemente restaurada y con garantía de un año. Le falló el grifo de la gasolina, más varios tubos pasados, pero esto es bastante normal por los años que tiene. Tuvo que cambiar el cable del embrague porque tenías que ser un ex-usuario de Laverda Jota para poder accionar esa maneta. Los retrovisores nunca los ha conseguido mantener durante mucho tiempo en su sitio y se mueven con el viento. También ha tenido unos cuantos fallos de cableado que hábilmente a subsanado con cinta aislante o americana. ¡Como aprende!
Pero de entre toda esta retahíla de desaguisados encontramos un punto caliente, que son los relojes y accesorios. La madre que los parió, no he visto engendros mecánicos más odiosos. El cuentakilómetros se desintegró literalmente. Prefirió decapitarse antes que seguir rodando: la aguja se partió por la mitad un buen día y al poco, del mecanismo interior se partió un soporte por 3 partes distintas, ¡totalmente inverosímil si no lo hubiera visto con mis ojos! Aquello era irreparable, así que no tuvo más remedio que comprar uno nuevo, que le costó la broma de unos 100 €. Los de Yamaha fliparon cuando les pedimos el reloj, lo tenían olvidado en una estantería lleno de polvo desde el mismo día que se pusieron a la venta estas motos, hace unos 25 años, y les hizo tanta gracia que hasta le hicieron descuento. Al poco también se murió el reenvío de la rueda al cuentakilómetros. Por el abusivo precio del recambio nuevo, decidió ponerle uno de una XT 600, aunque siento decir que algo poco fino sucede y nunca a llegado a funcionar bien del todo. La aguja tiene el baile de San Vito y cuando le da, no hay quien pueda ver a la velocidad que marchas del movimiento que tiene la jodida. Después tenemos al otro invitado, que es el cuentarevoluciones. Este no se ha suicidado, todavía, pero igual coge un día Nacho un martillo y lo estampa contra el reloj. Le cambiamos el cable por uno nuevo, lo hemos desmontado como 32 veces y hemos aceitado el complejísimo mecanismo no sé cuantas… y no hay manera de que deje de hacer un insoportable ruido chirriante, que soy capaz de percibir aún yendo en mi moto y distanciado de él, así que no te imagines como debe de tener la cabeza nuestro amigo. Y es que estamos (sobre todo él) bastante desesperados con los dichosos relojitos. Eso sí, conseguimos parar una fuga de aceite cambiando la junta del reenvío del cuentavueltas; no todo es un desastre, que buenos somos.
Pero tras tantas penas, el momento culminante en esta odisea de fallos mecánicos y eléctricos alcanza su zenit cuando Nacho, bajo su por entonces lógica inexperiencia (y lo que le queda por aprender) actuó rápida pero no eficazmente ante una alerta de falta de aceite: confió en la mirilla del cárter y le fue echando aceite y aceite y aceite al motor, esperando que la mirilla le avisara, y así hasta que le echó como 1 litro o puede que más. De esta forma, tiempo después me comentó que había un tubo de escape que le fumaba un humo blanco bastante denso. Miré en mi librería técnica posibles fallos y cuando relacioné lo del atracón de aceite, concluimos que se había cargado los retenes de las guías de válvulas por sobre presión de aceite, concretamente los del cilindro izquierdo, aunque seguro que los del derecho no se han ido de rositas. Así, que ya estamos mentalizándonos que para octubre desmontaremos la culata, llevaremos a rectificar las válvulas a un taller que conozco y montaremos de nuevo, esperando con candor y devoción que todo lo hagamos bien a la primera, cosa harto difícil en esta moto que está empeñada en enseñarnos mecánica de la forma más puta posible.
Todo y con esto, Nacho nunca ha renunciado a sentirse orgulloso de su máquina y no sólo no se ha amedrentado sino que le ha servido de acicate para demostrarle al universo motero y restos de la humanidad que su preciosa XS sigue funcionando, de aquella manera pero funcionando. Yo me he sentido responsable en cierta medida de las desgracias de esta moto, pues directa o indirectamente yo le recomendé positivamente que podría ser interesante que empezara a dominar las complicadas artes de la conducción con un buen pedazo de hierro, para posteriormente arrasar con una moto más moderna y potente a todos esos advenedizos que van con motos de última hornada y no saben que el gas tiene dos sentidos. Pero no me imaginaba que también iba a aprender a como reparar uno mismo la moto, por cojones. Así que le he ido comiendo un poco la oreja para que se dejara de gastar dinero y quebraderos de cabeza en ella, mal me pese a mí, gran amante de estos cacharros. Pero, cabezón él, no me ha hecho puñetero el caso y como para joderme a mí y a toda esa gente que le decimos que se la quite de en medio, la ha cogido con más ganas e ilusión. Y como ejemplo, los viajes que se está marcado este verano. Hace unas semanas nos pegamos la nada desdeñable paliza de 900 km en un fin de semana como viaje iniciatico con cara y ojos en pos de futuras aventuras. Nos fuimos de Barcelona a Andorra, vía Francia y después de atravesar el pequeño país paramos en la Val d’Aran a dormir, para al día siguiente bajar de nuevo a nuestro hogar. Y todo esto por carreteras comarcales, 2 bancos de niebla, un pequeño susto de carburación (eso creemos), la chicharra constante del cuentarevoluciones, cafés, cervezas y puritos. Poco después se marchó el tío con 2 cojones a Burgos, para ver a la familia, y se pego un viajecito de 4 días evitando en la medida de lo posible carreteras muy abiertas al tráfico. Sin problemas reseñables. Y ahora que estoy escribiendo estas líneas, debe haber llegado ya de otro viaje, esta vez a Valencia, aprovechando el puente del 15 y esperemos que sin ningún contratiempo.
Así que, adelante a las Motos Viejunas, porque todavía tenemos un destino que cumplir dentro de un tiempo: ¡Cabo Norte!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Existe un foro para esta moto. Os gustara --> http://yamahaxs400.foro-blog.es/

IronHorse dijo...

Sí, ya lo conocía y lo estuve repasando recientemente. Muy chulo! Ya le he dicho a mi amigo que se apunte, que aprenderá cosas, pero es más perro que la ostia.
Saludos!