25/3/08

Ofertas en el Lidl.

La semana pasada le tocó por fin a la motocicleta, con equipamiento para el motero y accesorios. Como tenía toda la semana de fiesta en el trabajo –después de todo no está tan mal-, aproveché para llevar el coche al taller para que le practicaran la sangría del mantenimiento –y creo que esta será la última vez que lo haga-, que justamente está la ladito de un centro Lidl. No me corté un pelo y fui a primerísima hora para que no me levantaran las 4 cosillas que me quería pillar. Entré a las 9 y media y es la primera vez que veo a tantos hombres juntos, removiendo y probándose cosas en unos saldos. Fue cómico y hubiese sido un punto hacer una foto del acontecimiento. Los cascos fueron los triunfadores absolutos y vi hasta a una buena maruja mirando las tallas para posiblemente, su hijo o nieto. Gente con carros hasta los topes o buscando como locos sus tallas, en fin, increíble. Yo por mi parte, me llevé una chaqueta muy maja de piel con aspecto motero-rockero, pero para vestir, una camiseta interior –que la otra vez desaparecieron- y un botiquín para llevar debajo del asiento que me hizo gracia. El resto o ya lo tenía o realmente no lo necesitaba. Dentro de lo que cabe no hay que dejarse llevar por la lujuria del consumismo, por muy barato que pueda ser o por la buena calidad. Además, últimamente estoy ampliando de una forma alucinante mi taller con los ofertones de herramientas que aparecen cada dos por tres. Me voy a arruinar...