24/12/07

La XJ Seisymedio (II)




La curiosidad fue demasiado atractiva. No pude resistirme y un fin de semana de Julio se me ocurrió que era un buen día para ver que le pasaba a la moto. La cara de feliz que se me debió de quedar cuando di con el fallo de la caja de cambios. El tiempo invertido fue de una horita con mucha tranquilidad. El coste fue de 0 €. Ahora podía decir sin problemas que había adquirido una moto funcionando por sólo 100 €. Flipante. Inicialmente, mis sospechas iban encaminadas hacia los muelles del selector de velocidades o algún fallo que impedía el libre movimiento de las palancas interiores. Así que desmonté el reenvío del pie y abrí la tapa del cárter de la caja de cambios. Aparentemente todo estaba bien y en su sitio. No quería imaginarme que el problema pudiera venir del interior, de los engranajes del cambio. Así que empecé a pensar y pensar como funcionaba aquello o como debería funcionar si todo estuviera en su sitio. Hasta que fui montando las cosas, marcha atrás y viendo si funcionaban. Y así acabé montando el reenvío de nuevo y conseguí meter la 2ª, la 3ª, la 4ª y la 5ª velocidad. Porque hay que ser muy cazurro para montar el reenvío mal y hacer que choque con el cárter. Y es que era eso lo que le habían hecho a la pobre moto. ¿Y la querían llevar al desguace por aquel error? ¿Y el mecánico aquel quería cobrar sobre 500 € por la reparación? ¡Me parece increíble!
Como lo de las goteras del techo llevaba para tiempo, monté de nuevo todo lo que había desmontado de la XJ y la dejé apartada en la pared. Otra vez a esperar… Mientras tanto hice una lista de las cosas que debía rehabilitar para su correcto funcionamiento y poder pasar la ITV sin problemas. En un principio, en plan punky, la moto podía seguir tirando unos buenos kilómetros sin muchas complicaciones pero estaba el factor ITV, ya que no tendría el permiso de circulación de Tráfico hasta que no presentara los papeles conforme había pasado la prueba satisfactoriamente. Y sin el permiso, tampoco hay seguro. De manera que ya que teníamos que hacer unos arreglitos, nos pondríamos tontos y la dejaríamos de puta madre. El listado lo encabezaba la compra de una nueva junta para la tapa del cambio, y seguía con la puesta al día que le debían a esa moto desde hacía más de 10 años: engrase y lubricación general de partes móviles, renovación del aceite de la horquilla, renovación del líquido de frenos y palanca nueva, cambio de aceite motor y filtro, cambio de filtro de aire, cambio de aceite del cardan, neumático trasero nuevo, batería nueva, inspección del reglaje de válvulas y limpieza y sincronización de los carburadores. Para esto último estoy pendiente de comprar un vacuómetro en una tienda on-line. De todas formas, lo de la junta de la tapa del cambio tuvo guasa porque los de Yamaha se tiraron más de 2 meses en vendérmela. En España no había, en Holanda se había agotado también y la tenían que traer de Japón. Eso sí, me dijeron que no había problemas de recambios, que en Japón había de todo pero claro, igual tardaban un huevo en traerlo porque se esperaban a hacer un pedido grande, por el tema de portes. ¡Hay que joderse! A todo esto, decidí definitivamente que me quedaría con esta vieja dama para darle lo que merecía desde el mismo momento en que salió por la puerta del concesionario, por el año 1983: mucho cariño, un buen mantenimiento y muchos kilómetros que devorar. Para eso había nacido y para eso había llegado a mis manos.



4/11/07

La XJ Seisymedio.


El 19 de Abril me llama Rubén y me dice que tiene un compañero de curro que va a dar de baja una moto, por no sabe qué problemas con la caja de cambios. Dice que como a mi me gustan los hierros antiguos y esta, por lo visto es del 82, igual me interesa. Debe ser que la gente ya me ve como a una vieja de estas que se dedica a recoger animales perdidos. Me da el teléfono del personaje en cuestión para que me ponga en contacto con él.
El día siguiente voy a ver la moto con Ikki, que me acompaña en coche. Es una Yamaha XJ 650, con maletas Krauser y otra central, en un estado aparentemente, bastante dejado. Miro el kilometraje y marca unos 33.000 km. Venga ya, si en la chapa de identificación, en efecto pone que es del año 82. Voy mirando detallitos de uso que me desvelan que tiene más kilómetros recorridos de los que declara, es imposible que prácticamente no la hayan movido en todos estos años. Vamos bien. Por fin viene el dueño, un tal Pere, que no tiene ni pajolera de motos y sólo la quiere para ir al trabajo. Se la vendió hace poco tiempo uno de sus jefes por 4 duros y le dijo que se tiró 10 años parada por el susto de una caída. Seguimos, pues, con la típica historia de que no se ha usado casi nunca. Me comenta que sólo entra la 1ª velocidad y el punto muerto y que le dijo un mecánico que le costaría sobre 400-500 € arreglarla. Obviamente, Pere se lo pensó 3 segundos y dijo que para la basura se iba, la puta moto. Así que ahí estaba yo, decidiendo si quedarme o no con ese glorioso hierro. El colega, además tiene la desfachatez de pedirme 100 € por ella, que sino llama a un amigo urbano suyo (parece que todo el mundo tiene amigos influyentes menos yo) y se la llevan ya mismo al desguace, que el tío lo que quiere es sacársela de encima lo antes posible. Me río por dentro y con cara de póquer le contesto que si me la regala, de puta madre, pero que yo no pago ni un duro por el cacharro ese. Bastante tengo con pagar el impuesto de circulación y el cambio de nombre, que ya se van a 100 €, más la reparación, para que encima intente sacar un beneficio. Además, y esto lo hago muy serio, le digo que si quiere ahora mismo llamo a la Guardia Urbana y mañana ya se la han llevado, sin necesidad de tener ningún amiguete metido allí. Que no me vacile con eso, por favor. Pere que se lo piensa, esta vez un poco más, y me dice que vale, pero que lo haga lo antes posible porque no la quiere tener en la calle mucho tiempo. No sé que perra tiene el tipo cogida por mandarla a paseo con tantas prisas. Le tranquilizo, como un auténtico profesional de la compra-venta, diciéndole que el mismo Lunes le llamo para pedirle los papeles necesarios, que el Martes por la mañana voy a la Campana a hacer el cambio de nombre y arreglar el tema de la ITV (porque además, no os he dicho que tampoco la tiene pasada) y que esa misma tarde me la llevo con viento fresco. Todo correcto.
El jueves 26 pasaba a mí poder y me la llevaba de ese barrio de no muy buena reputación en 1ª, recalentándola y quemando aceite mientras me escoltaba Moni con su Scoopy. Y el Sábado de esa misma semana, Damián me dejaba su remolque para llevarla a El Garaje. Todo controlado.
Ese fin de semana me doy cuenta de que la historia-leyenda que me había contado Pere sobre la moto realmente podría tener fundamentos. Miro y remiro la moto de adelante a atrás, por dentro de los recovecos, con detenimiento, esta vez sin las prisas de la calle y me voy convenciendo de dos cosas: de que la moto sí que tiene solamente 33.000 km y de que yo no soy tan versado en la materia como pensaba. Siempre hay alguna cosa que te puede llegar a sorprender.
Mi idea original era ver que carajo le pasaba a la caja de cambios, arreglarla lo antes posible, adecentarla y decidir que hacer con ella: o la vendía y seguía su destino incierto, o me la quedaba y su destino quedaba sentenciado a devorar kilómetros. Fueron pasando los meses sin saber lo que albergaba el cambio por culpa de la maldita gotera que tenía el techo de El Garaje. Como soy un tío muy pijoteras con mis reparaciones y herramientas, me da mucho por el saco tener que estar siempre a medias, así que esperé pacientemente a que acabaran de arreglar de una puñetera vez esa grieta que hacía que se me inundara todo cada vez que llovía. La espera duró meses.

27/10/07

Como un Niño con Zapatos Nuevos.

Noviembre, 2006:
-¿Qué quieres para el día de Reyes?
-Unas botas de Gore para ir en moto…
Enero, 2007:
-Toma tu regalito.
-¡Olé, pasta para las botas!
Septiembre, 2007:
-¿Todavía no te has comprado las botas?
-Sí, lo sé, se me va a juntar con el regalo de año que viene…

Hoy por fin me he comprado las dichosas botas, después de buscar y buscar, dada mi famosa manía de encontrar el producto perfecto para mis circunstancias, hasta en Andorra. De hecho, allí encontré unas Sidi que me gustaban mucho, pero no tenían mi número en la tienda de Andorra la Vella y tenía que ir hasta el Pas de la Casa, en la frontera con Francia, donde sí tenían un par para mí. Eran las 7 y media y ya no me daba tiempo. Esto fue por Julio y hasta esta semana no se me ocurrió volver a llamar a la tienda. Claro, ahora que vuelve el frío y me entra por las perneras del pantalón. Obviamente ya no las tenían, ¡igual pensaba que me las estaban guardando!
Así que he metido el pantalón de cuero en la maleta y me he ido con el dinero en la cartera a buscar las botas por las tiendas de la ciudad. Y en la segunda tienda las he encontrado, de mi número, con las características lo más cercanas a las que buscaba y que entraban bien con los pantalones. Son unas TCX (antigua marca Oxtar) y definitivamente, me han convencido.

He ido a casa de Ikki a comer y que mejor forma de probarlas que iéndo allí en moto. Después de la opípara comida, se me ha ocurrido perderme por unas carreteritas que salen por detrás de Terrasssa, y así de paso, redondear un poco los neumáticos, que se me están aplanando de ir a trabajar por la autopista. Llevaba la chaqueta, los guantes, la braga, el depósito lleno… y las botas. He acabado dando la vuelta en Monistrol, para volver a casa, pero subiendo por la Rabassada, ya de noche. Me lo he pasado bien, muy espontáneo. La moto, increíblemente bien, como siempre. Y las botas… de fábula. Muy cómodas y buen tacto. Al principio resbalaban en la zona del puente, sobre las estriberas. Pero más adelante, ya han empezado a agarrar mejor. Seguramente debe ser por alguna película protectora que se le hecha sobre la goma, como a los neumáticos, para conservarlos, y que hasta que no se quita patinan bastante. De todas formas, la prueba definitiva vendrá más adelante, con más frío y con lluvia. Entonces comprobaremos las virtudes del Gore-Tex.

Ahora ya sé qué quiero para los próximos Reyes: unos guantes de Gore, jeje.





28/6/07

Preparando la Stella Alpina ‘07


Por fin va por buen camino la vuelta a la concentra de los Alpes. Hace un mes más o menos, hicimos una de tantas reuniones (comilonas) de la Peña Moto Basura. Ahora que prácticamente todos los miembros tienen descendencia y están saturados de hipotecas, estos encuentros son la única manera de matar el gusanillo motero entre todos. Y surgió el tema que hace tiempo nos rondaba la cabeza a unos cuantos: Volver a la Stella Alpina. La última vez que fuimos fue en Julio del 98 y desde entonces a llovido mucho. Yo iba en mi añorada BMW F650, Ferran y Laura con su (todavía viva en manos de LuisLupas) Suzuki GS500 y Bernardo (del que hace tiempo que no sé nada) en una BMW R850. Por aquel entonces nos comíamos en mundo en moto y aprovechábamos cualquier excusa para cascarnos cientos de kilómetros por la patilla. Ese mismo año fue mi viaje a Galicia y la concentra de Huelva, también con Ferran, entre otras salidas.
Ahora todo ha cambiado bastante y el acomodamiento y la pereza se hace presente en nuestras vidas, pero el espíritu aventurero y devora-kilómetros sigue en estado de letargo, a la espera de una chispa que lo reavive. Y surgió la pregunta: -¿Qué, este año vamos por fin a la Stella o no? Aunque costó un poco de ponernos todos de acuerdo, en el aire se respiraba las ganas de irnos-a-tomar-por-el-culo-en-moto-bien-lejos-de-una-puñetera-vez. Sólo faltaba la confirmación de Lluis para ver como tenía el cuadrante y la incógnita de si el jefe de José permitiría el lunes de fiesta o aceptaría la petición de finiquito por parte de éste. A una semana y media vista del evento se confirma la asistencia de todos los participantes iniciales y una sonrisa de alegría se dibuja en mi rostro. Hace ya mucho tiempo que no disfrutaba de un fin de semana motero en compañía de más gente, y sobretodo con esta peña, que nos conocemos desde hace muchos años y hemos compartido buenos momentos en la carretera (y fuera de ella) y somos afines a la máxima de poder ir a un sitio de la forma más larga, retorcida y divertida posible. A veces el destino es lo menos importante y se convierte en una mera excusa para poder disfrutar del paisaje, la aventura y millones de curvas con los mejores compañeros.
Esta vez las motos van a estar más adecuadas al medio alpino, menos la mía. Ferran irá con su Honda Transalp (¡ex mi ex-jefe y ex Oscar!), Lluis con una Yamaha SuperTénéré y José con otra Transalp, pero más nueva. Yo por mi parte, para dar la nota y ya que la otra vez sí que iba preparado, ahora voy con mi montura del momento, una Honda VFR del 91. Va a haber emoción hasta el mismo momento en que ponga la pata de cabra en la tierra de la acampada, a 2500 metros de altitud.

2/3/07

Primera Salida del Año

Pues sí, aunque parezca increíble pero a estas alturas del año todavía no había hecho una salidita dominguera. Y esto es por culpa de las escobillas del motor de arranque, que me han tenido la moto parada más de lo deseado. Había conseguido adormecer mis necesidades moteras en un rincón del congelador del alma, pero por fin ya la tengo arreglada y puedo disfrutar de nuevo. Y eso que la reparación ha sido sencilla y prácticamente rápida, aunque laboriosa, pero lo imprescindible de un lugar definitivo donde poder arreglarla, mi pequeño taller de bricolaje, ha pospuesto su puesta en marcha hasta que no adecentara el sitio.
Ya que estoy en una especie de vacaciones, el jueves decidí marcharme hacia el Pirineo. Hace más de 2 años que no visito la nieve y tengo ganas de verla, de tocarla, de oírla de nuevo. Como siempre, saliendo tarde y como siempre dependiendo de una hora de llegada a casa por compromisos, hizo que se convirtiera en un destino frustrado. Llegué hasta Olot, tras parar a comer en un pueblo que ni me acuerdo del nombre. Allí sopesé la hora y la distancia que mediaba hasta llegar a mi meta, y para no ir con prisas y no disfrutar de la paz de la montaña, decidí dar media vuelta y hacer el regreso lo más animado posible: de Olot a Vic por la carretera de Rupit. Magnífica, también hacía un montón de tiempo que no pasaba por allí y la última vez había tramos en obras. La estaban ensanchando y quitando curvas y temía que la hubieran desgraciado. Pero no, la han dejado tan divertida como siempre y con un buen asfalto, cosa que necesitaba.
Al final llegué a tiempo de hacer lo que debía en casa pero con una ligera sensación de tristeza. Ya no es lo mismo salir sólo por ahí, me hago más viejo y aburrido y me apetece compartir momentos con amigos, con gente que sienta lo mismo que yo, que se divierta conduciendo en moto y aventurándose por carreteras perdidas con destinos indefinidos. Además, se me rompieron las patillas de las gafas y ahora voy a tener un problema para arreglarlas.
Para la próxima salida espero tener más ánimos y no demorarme mucho porque con la escasa nieve que ha habido esta temporada ya puedo espabilarme si quiero verla antes de que pase otro año.

26/2/07

No Todo el Mundo es Igual

En el taller de al lado hay un tipo con una Hornet 900. A veces coincidimos y nos paramos a charlar un ratito sobre motos. Hoy ha surgido el tema de salir por ahí, viajar y todo eso. Y me ha dejado de piedra un comentario que me ha hecho al respecto: - Yo no he ido más allá de Andorra. Increíble, el tipo lleva desde el 2000 con moto grande y no se le ha ocurrido jamás ir más lejos de allí. He descubierto que de verdad no le interesa lo más mínimo, ni tan siquiera pegarse un pequeño viaje. Me ha confesado que lo que normalmente hace con los colegas son salidas domingueras de 9 de la mañana a 1 de la tarde, casi siempre a Montserrat y con parada de rigor en Ca La Iaia para el almuerzo. Incluso me ha dicho, un poco escandalizado, en referencia a otro motero que conocemos que él no es como ese, que sale temprano y llega de noche después de estar todo el día rodando. Que no lo entiende, dice. Yo le he asegurado que esas son las salidas que más me gusta hacer…

Lluvia

Media hora antes de marchar del trabajo, el tiempo se ha comenzado a girar y ha acabado lloviendo. Primero una fina lluvia, que ha dado paso a una descarga más enérgica, rematada por fin por granizo. Creo que hoy me voy a mojar. La verdad es que no me apetecía ponerme el chubasquero, así que me he esperado a que amainara la tormenta perdiendo el tiempo en Internet.
Por fin ha cesado la intensidad de la lluvia hasta desaparecer por completo. Era el momento de irme. Un compañero me ha dicho que me acabaría mojando. Espero que no tenga razón.
Cuando levaba recorridos unos 5 Km. ha vuelto a llover, intermitentemente pero sin llegar a ser molesto. Me he agazapado tras la cúpula, escondiendo el cuerpo detrás del carenado intentando ocultarme de las máximas gotas que podían chocar contra mí. En estas circunstancias siempre me acuerdo del comentario de un periodista del motor cuando se refería a las bondades del carenado de la BMW R100RS del año setentaylargos. Decía que era completamente plausible no llegar a mojarse en absoluto si uno se escondía lo suficientemente bien, salvo la punta del pie izquierdo, ya que al cambiar de marchas siempre se acababa calando un poco. Interesante, quizás algún día pueda comprobar esa teoría.
La verdad es que mientras he ido por la autopista no he sentido mojarme nada, velozmente para llegar lo antes posible a la ciudad. A la entrada de esta, las gotas que estaban pegadas contra la visera del casco han empezado a mostrar un colorido difuso ante mis ojos, por el efecto de la luz de las farolas, confundiéndose con los pilotos rojos de posición de los coches y alternando la intensidad lumínica por las frenadas de estos. En ese momento comencé a saborear el recuerdo de los instantes anteriores, cuando volaba sobre el reflejo de mis faros delanteros, en la oscuridad prematura del asfalto que se deslizaba bajo las ruedas de mi moto, mientras mi campo de visión se llenaba de psicodélicas luces que aparecían y desaparecían como por arte de magia, por la lluvia y el viento.
Ha sido un pequeño momento de belleza que he disfrutado… aunque al final me haya mojado un poco.

24/2/07

Iron Horse/Born To Lose


He rides a road, that don't have no end,
An open highway, that don't have no bends,
Tramp and his stallion, alone in a dream,
Proud in his colours, as the chromium gleams,
On Iron Horse he flies, on Iron Horse he gladly dies,
Iron Horse his wife, Iron Horse his life.
He rides the roads, he lives his life fast
Don't try to hide, when the dice have been cast,
He rides a whirlwind, that cuts to the bone,
Wasted forever, and ferociously stoned,
On Iron Horse he flies, on Iron Horse he gladly dies,
Iron Horse his wife, Iron Horse his life.
One day one day, they'll go for the sun,
Together they'll fly, on the eternal run,
Wasted forever, on speed bikes and booze,
Yeah tramp and the brothers, say they're all born to lose,
On Iron Horse he flies, on Iron Horse he gladly dies,
Iron Horse his wife, Iron Horse his life.
Primera nota dedicada a Motörhead, mi grupo de rock preferido, que con su canción me hizo soñar en mi adolescencia con la velocidad, la aventura, la amistad, el rock y toda una vida rodando sin parar por el mundo, siempre en moto.
Aún ahora, cuando la escucho, vuelvo a ver esos momentos mezclados entre la ronca voz y los toscos acordes de fondo.