Noviembre, 2006:
-¿Qué quieres para el día de Reyes?
-Unas botas de Gore para ir en moto…
Enero, 2007:
-Toma tu regalito.
-¡Olé, pasta para las botas!
Septiembre, 2007:
-¿Todavía no te has comprado las botas?
-Sí, lo sé, se me va a juntar con el regalo de año que viene…
Hoy por fin me he comprado las dichosas botas, después de buscar y buscar, dada mi famosa manía de encontrar el producto perfecto para mis circunstancias, hasta en Andorra. De hecho, allí encontré unas Sidi que me gustaban mucho, pero no tenían mi número en la tienda de Andorra la Vella y tenía que ir hasta el Pas de la Casa, en la frontera con Francia, donde sí tenían un par para mí. Eran las 7 y media y ya no me daba tiempo. Esto fue por Julio y hasta esta semana no se me ocurrió volver a llamar a la tienda. Claro, ahora que vuelve el frío y me entra por las perneras del pantalón. Obviamente ya no las tenían, ¡igual pensaba que me las estaban guardando!
Así que he metido el pantalón de cuero en la maleta y me he ido con el dinero en la cartera a buscar las botas por las tiendas de la ciudad. Y en la segunda tienda las he encontrado, de mi número, con las características lo más cercanas a las que buscaba y que entraban bien con los pantalones. Son unas TCX (antigua marca Oxtar) y definitivamente, me han convencido.
He ido a casa de Ikki a comer y que mejor forma de probarlas que iéndo allí en moto. Después de la opípara comida, se me ha ocurrido perderme por unas carreteritas que salen por detrás de Terrasssa, y así de paso, redondear un poco los neumáticos, que se me están aplanando de ir a trabajar por la autopista. Llevaba la chaqueta, los guantes, la braga, el depósito lleno… y las botas. He acabado dando la vuelta en Monistrol, para volver a casa, pero subiendo por la Rabassada, ya de noche. Me lo he pasado bien, muy espontáneo. La moto, increíblemente bien, como siempre. Y las botas… de fábula. Muy cómodas y buen tacto. Al principio resbalaban en la zona del puente, sobre las estriberas. Pero más adelante, ya han empezado a agarrar mejor. Seguramente debe ser por alguna película protectora que se le hecha sobre la goma, como a los neumáticos, para conservarlos, y que hasta que no se quita patinan bastante. De todas formas, la prueba definitiva vendrá más adelante, con más frío y con lluvia. Entonces comprobaremos las virtudes del Gore-Tex.
Ahora ya sé qué quiero para los próximos Reyes: unos guantes de Gore, jeje.
27/10/07
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